sábado, 26 de noviembre de 2011

Sex on fire 2/13

SHARN: Nueva noche, nuevo ambiente parecido al de siempre. Jack Danield's por mi vientre, pasión incandescente. Estamos a punto de salir como cada noche delante de la multitud ansiosa de adrenalina. Encerrado en un cuarto. Me dices que debo vestirme, yo creo que no. Sabes que soy capaz de salir en bragas y eso te excita. Te acercas y retrocedo. Vuelves a acercarte y la botella de Jack interfiere. Bebo de ella bajo tu atenta mirada. Te quitas la camiseta y te alejas no sin antes lanzármela. Saldrás sin ella. Te vas antes que yo, porque es el trato establecido sin acuerdo escrito. Me ves hecha una mierda, pero no preguntas por qué. Y eso es lo que hacemos, juygamos a seducirnos sin reparar en el daño que causamos. Nuevas líneas de cocaína que se juntan para llevarme al infinito. Me pongo tu camiseta, sonrío y mi pelo se ensucia de polvo adulterado. No importa, me coloco las botas de acero, agarro la botella y salgo.


ROBERT: Drogada sale a la pista. No quiere ser consciente de nada. Es una perra, lo sabe, me gusta y utiliza bien sus armas. Se contonea a ritmo de guitarra eléctrica, mi deseo se hace mayor bajo su atenta mirada. Y deja de cantar, es mi turno, ella aplauda y grita a pura voz. Gira sobre sí misma, lo efectos de sus líneas nocturnas llegaron y esas mismas la llevan de camino al éxtasis y por consiguiente a la posterior desesperación por no sentir dicha sensación de nuevo hasta pasadas unas horas. Deja de girar pero yo sigo cantando.
Algo no va bien, me acerco y la sostengo evitando que caiga al suelo. El solo de guitarra salva el momento y mi mano al final de su espalda su caída. Suelta su micro y empieza a cantar sosteniendo el mío. Apenas puede seguir la letra y el guitarrista vuelve a salvarla. El pública la abuchea y ella tras un corte de mangas se deja caer en el suelo. Recupera su micro, tiene el pelo más sucio de lo normal, el rimel corrido, la camiseta empapada tras haber intentado beber de la botella. Se marcan sus senos y todos los hombres se alteran. A ella le gusta, me mira y grita. Vuelve el rock, el rock sin pantalones, con la melena al viento, el rimel corrido y el carmín tentador. El rock en forma de mujer, pura fuerza es lo que es.




Hay rumores en New York. La multitud de un bas de Lowe East Side (Manhatta- NY) vió pender la vida de un hilo de la cantante de rock alternativo Sharon Maslow. Al parecer el consumo incesante de sustancias estupefacientes incremente considerablemente los problemas del conjunto musical. El co-vocalista Robert McDylan no ha querido hacer comentarios al respecto. Quizás porque este tipo de accidentes se estén convirtiendo en el aliciente potenciador del carácter rockero del grupo. Como siempre, Maslow salió airosa y ligera de ropa. Ebria y un tanto desmejorada enamoró nuevamente a su público.

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