miércoles, 16 de noviembre de 2011

Desdichas espirituales...

Quiero, no, necesito que sepas que tengo escritas varias cartas que jamás te entregué, escondidas entre las páginas de libros olvidados, usándolas de marca páginas, vestigios que quedaron abandonados en los recovecos de aquellas historias que no fueron descubiertas. Tengo mil problemas bajo el tórax, la necesidad de que leas en braile mi piel cuando está erizada y la duda de saber si repetiremos ese último beso. Mis latidos hace tiempo que dejaron de tener importancia, no hay sonrisas ni abrazos que llenen este vacío, quizá necesite verte (y ese quizá... está de más) pero no pienso reconocerlo. Escribo de noche; como los bohemios, los borrachos o como las putas que llegan tarde del trabajo, con el alma magullada y el corazón resquebrajado.
Me perdí entre tus brazos y me encaminé por tus latidos. Me senté en el frío asfalto a desengañarme sola, igual que sola me había engañado pensando que ese "no quiero nada serio" se convertiría en un "lo quiero todo contigo". ¿Absurdo verdad? Solo comparto historias con el relleno de mi almohada. ¿Con ellos? con ellos no tengo relatos, soy la aglomeración de una serie de maléficas desdichas en intentos de amores imposibles. Tanto amor me hizo daño. "Sé donde buscarte pero no quiero verte". Quizá si me lo recuerdo muchas veces acabe por creermelo. Necesito el frío del invierno y olvidarme del calor de ciertos recuerdos. LLegará el día que no me queme tu mirada y no me duelas.
"¡Tú no estas enamorada Marta, estás jodida!".

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