lunes, 28 de noviembre de 2011

Sex on fire 4/13

ROBERT: Hace una hora que llegué al apartamento. Sam está en el sofá vencida por el sueño y cansado de contemplarla pidiendo una explicación o casi rogándole a no poder quererla como se merece me encierro en mi habitación a componer cualquier canción. Son cientos de palabras las que recorren mis pensamientos y acribillan incesantemente mis pensamientos.
En poco tiempo el suelo esta lleno de copos de papel con palabras que jamás llegarán a ser melodía porque cuentas un deseo pasional que casi es infrahumano. Y cuando estoy a punto de lanzar otro papel en mitad del negro de la habitación, no sin antes asfixiarlo en mi puño, alguien llama a la puerta.
Al quitar el pestillo de la puerta y tras el chirriante ruido de esta que intento acallar para evitar que Sam se despierte, las letras muertas en papeles por mi habitación cobra vida. Una vida exuberante, de melena infinita y curvas suicidas. Ella, algo desaliñada y de repente tímida en mitad de la noche y la soledad de la escalera. Sharon entra sin pedir permiso sin dejar de respirar agitadamente guardando varios mechones repetidamente tras sus orejas.
Nerviosa, mira a ambos lados del pequeño piso casi a oscuras. Anulado no puedo dejar de obsérvala  Lleva una camiseta enorme y chaqueta vaquera aún más grande y como no, sus imprescindibles botas de acero. Sus piernas desnudas invitan al delirio y su atractivo crece por momentos. Detiene su mirada en Sam, que se ha quedado dormida en el sofá con mi ropa y el móvil en la mano. Decidí no despertarla al llegar y cubrirla con una manta.
- ¿Ella es tu estabilidad?
- Se llama Sam - respondo nervioso y en un tono bajo para no despertarla e incitar a Sharon a que tampoco lo haga.
- Y yo Sharon - baja el nivel de voz-. No tengo las llaves de mi piso por una historia que...
Me explica cualquiera de sus múltiples problemas. Ella es un pozo sin fondo en esa cuestión y siempre los olvida en cada actuación.

Hay rumores en New York. Dos fuerzas del rock se buscan en la nocturnidad de Lower East Side (Manhattan-NY). Una de ellas se avergüenza e incluso se asusta pero la otra empieza a necesitarla y rebaja su semblante altivo.

Sex on fire 3/13

SHARON: Domingo en Lower East Side. Amanece en Manhattan y el primer rayo de sol se cuela por la ventana tiñendo de naranjas cálidos un mundo gris que no reconozco como mío. Doy vueltas sobre la cama hasta despertar incómoda por la luz. Intento levantarme y me estalla la cabeza. Maldigo a los vivos porque los muertos deben estar cansados de mi. Me dejo caer en la cama y una mano se desliza por mi vientre hasta donde este pierde su nombre. Me dejo hacer y esta mano tiene dueño, un dueño que habla susurrándome al oído un "Tenías que acabar así, desnuda en mi cama". Grito al reconocer su voz y le miro incrédulo, nerviosa y avergonzada por la nueva caída de mi fachada. Arrastro las sábanas hacia mi enfurecida al ver que posaba su mirada sobre mis senos desnudos.
Me doy asco y voy en busca de mi ropa por el suelo bajo su atenta mirada. Él me habla y ante mi ignorancia se levanta y me acorrala. Intento gritar pero me tapa la boca. Y me callo débil ya que mi respiración contenida suplica que me deje ir. Mi mirada viaja de izquierda a derecha rezando por no volver a ser suya. Retira la mano y me hace prometer que me portare bien. Me besa descontroladamente acercando mi rostro al suyo con ambas manos y coloca una de estas por mi espalda. Me lanza sobre la cama y deseo matarle pero él sabe que no lo haré y eso me enfurece más
Cierra la puerta y acto seguido deja caer las llaves al suelo. Se acerca con su torso desnudo hacia mi. Se muerde los labios y se lanza sobre la cama. Mi respiración se acelera, siento miedo y me paralizo. Sostiene mi barbilla y mi cuerpo se anula completamente impidiéndome retroceder centímetros para alejarme de él. Le odio y eso le excita. Aprieta con más fuerza mi barbilla y me insulta una y otra vez. Saca con la mano izquierda tras pastillas de MDMA. Las separa en su mano mientras se coloca de rodillas ante mi. Me repugna para ansío tener una de ellas. Sostiene mi cuello y parte de nuca por detrás con fuerza y me atrae hacia él para besarme. Finalmente vuelve a lanzarme sobre la cama y enfurecida intento pegarle una bofetada que frena rápidamente con la mano derecha de modo que quedamos de perfil respirando agitadamente. Caemos por su fuerza los dos en la cama y las pastillas impiden que cuenten el resto.


ROBERT: Acelero perdiéndome por la interestatal de NY. La he llamado siete veces o quizás una más. Cambio de marcha y vuelvo a acelerar. Abro como puedo una botella de Jack Danield's porque me recuerda a ella y la bebo sin cesar hasta hartarme. Odio pensar en ella, pero es inevitable, juego conmigo, sabe que mi deseo crece pero no le importa lo más mínimo. No se donde está y cuando mi móvil no suena por Sam que llama alterada por saber mi paradero vuelvo a llamarla a ella. Sam es calor del fuego que se convierte en abrasador por Sharon. Y jamás desee quemarme tanto como en este atardecer. Abro la ventana y lanzo la botellas casi vacía. Aprieto a fondo el acelerador con más rabia cuando Sam vuelve a llamar y me siento culpable por huir de un cielo ya que esta turbado de un infierno que no me deja respirar. Sharon. Necesito que se mía.
Hay rumores en New York. Todo Manhattan duda de si volverán a verles juntos. Se desconoce el paradero de Sharon Maslow y Robert McDylan. Tampoco ellos saben el uno del otro desde el sábado noche. Mañana, cuando entre la noche en el bar de Lower East Side (Manhattan-NY) podremos daros nuevos datos. Hasta entonces, seguiremos informando.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Sex on fire 2/13

SHARN: Nueva noche, nuevo ambiente parecido al de siempre. Jack Danield's por mi vientre, pasión incandescente. Estamos a punto de salir como cada noche delante de la multitud ansiosa de adrenalina. Encerrado en un cuarto. Me dices que debo vestirme, yo creo que no. Sabes que soy capaz de salir en bragas y eso te excita. Te acercas y retrocedo. Vuelves a acercarte y la botella de Jack interfiere. Bebo de ella bajo tu atenta mirada. Te quitas la camiseta y te alejas no sin antes lanzármela. Saldrás sin ella. Te vas antes que yo, porque es el trato establecido sin acuerdo escrito. Me ves hecha una mierda, pero no preguntas por qué. Y eso es lo que hacemos, juygamos a seducirnos sin reparar en el daño que causamos. Nuevas líneas de cocaína que se juntan para llevarme al infinito. Me pongo tu camiseta, sonrío y mi pelo se ensucia de polvo adulterado. No importa, me coloco las botas de acero, agarro la botella y salgo.


ROBERT: Drogada sale a la pista. No quiere ser consciente de nada. Es una perra, lo sabe, me gusta y utiliza bien sus armas. Se contonea a ritmo de guitarra eléctrica, mi deseo se hace mayor bajo su atenta mirada. Y deja de cantar, es mi turno, ella aplauda y grita a pura voz. Gira sobre sí misma, lo efectos de sus líneas nocturnas llegaron y esas mismas la llevan de camino al éxtasis y por consiguiente a la posterior desesperación por no sentir dicha sensación de nuevo hasta pasadas unas horas. Deja de girar pero yo sigo cantando.
Algo no va bien, me acerco y la sostengo evitando que caiga al suelo. El solo de guitarra salva el momento y mi mano al final de su espalda su caída. Suelta su micro y empieza a cantar sosteniendo el mío. Apenas puede seguir la letra y el guitarrista vuelve a salvarla. El pública la abuchea y ella tras un corte de mangas se deja caer en el suelo. Recupera su micro, tiene el pelo más sucio de lo normal, el rimel corrido, la camiseta empapada tras haber intentado beber de la botella. Se marcan sus senos y todos los hombres se alteran. A ella le gusta, me mira y grita. Vuelve el rock, el rock sin pantalones, con la melena al viento, el rimel corrido y el carmín tentador. El rock en forma de mujer, pura fuerza es lo que es.




Hay rumores en New York. La multitud de un bas de Lowe East Side (Manhatta- NY) vió pender la vida de un hilo de la cantante de rock alternativo Sharon Maslow. Al parecer el consumo incesante de sustancias estupefacientes incremente considerablemente los problemas del conjunto musical. El co-vocalista Robert McDylan no ha querido hacer comentarios al respecto. Quizás porque este tipo de accidentes se estén convirtiendo en el aliciente potenciador del carácter rockero del grupo. Como siempre, Maslow salió airosa y ligera de ropa. Ebria y un tanto desmejorada enamoró nuevamente a su público.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Sex on fire 1/13

SHARON: Líneas de cocaína que conducen al sumos del placer. El éxtasis recorre mi sistema nervioso y lo altera, lo hace suyo, viven un romance fugaz, puro y real. Salgo de un salto al escenario, juego a desafiar al equilibrio y las normas establecidas. Y ahí está él. Vuelve a ahogarme esa tensión habitual. Es como una inyección letal con placer previo. Su mirada aniquila pero no estoy dispuesta a pagar ese precio. Y estamos gritando en el estribillo, somos uno, somos fuego que arde y crece. Grita. Gritan nuestro nombre y lo vuelven a hacer. Doy la espalda al público y sonrío olvidándome de donde estoy. Llevo los ojos al cielo, mi pelo hacia atrás, respiro hondo, él sonríe... Me dejo caer y el público me sostiene.
El rock venció sobre la mediocridad de la sociedad. La cocaína fue la barrera contra tus lanzas que queman y abrasan. Y me alejo sobre la multitud. Tú cantas, cantas para mi, vas a buscarme cuando esto termina, pero no me encontrarás. No tendremos un "lo nuestro".


ROBERT: La he visto enloquecer encima de un escenario. Dar su vida en cada nota, amar cada golpe del batería. Y ondear su pelo en cada salto como si de un latigazo se tratase. Su contoneo desgarrador, su mirada atractivamente suicida antes de cada estribillo, siempre apunto de lanzar el grito adecuado en el momento exacto. Ella no lo sabía, pero yo la desnudaba siempre que podía porque en cada actuación mi mirada era fuego y su ropa ardía como enemiga vencida por el deseo abrasador. Tenía que ser mía.


Hay rumores en New York. Dos jóvenes de Lower East Side (Manhattan-NY) juegan a ser inmortales. El precio que tendrán que pagar por ello es superior a su propia vida y aún no lo saben. Él la busca y ella rechaza esa idea. El centro de Manhattan se hace eco de la noticia. Todo East Village y Greenwith Village murmuran preguntándose por ellos, saben que están apunto de presenciar una muerte segura, un homicidio involuntario. Y es que dos jóvenes de corazón analfabeto, diabético y anárquico están apunto de desearse de una manera demencial y abrasadora y lo confundirán con "el amor" el cual jamás, si se trata de él, debe ser insano.

jueves, 24 de noviembre de 2011

viernes, 18 de noviembre de 2011

Id como una plaga contra el aburrimiento del mundo

Como todas aquellas bonitas historias imprudentes y escabrosas, no tiene un final feliz y adecuado en el que fueron felices y comieron perdices.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Y de la vida que soñamos aún nos queda lo mejor.

Tu pasado agrio, mi incesante deambular, tu sosiego, mi intranquilidad, tu cuerpo, tu mirar, mi falta de voluntad, orgullo, dignidad, lealtad y sinceridad... Sin mirar hacia atrás pero sin anhelo de olvidar; mucho corazón, falta de dirección. En la soledad utopías para olvidar. Me conducirá la imaginación. Tu desconfiar, y espacio por ganar, tu fidelidad y mis ganas de probar. Tu eterna indecisión y mi "déjate llevar"...


miércoles, 16 de noviembre de 2011

Desdichas espirituales...

Quiero, no, necesito que sepas que tengo escritas varias cartas que jamás te entregué, escondidas entre las páginas de libros olvidados, usándolas de marca páginas, vestigios que quedaron abandonados en los recovecos de aquellas historias que no fueron descubiertas. Tengo mil problemas bajo el tórax, la necesidad de que leas en braile mi piel cuando está erizada y la duda de saber si repetiremos ese último beso. Mis latidos hace tiempo que dejaron de tener importancia, no hay sonrisas ni abrazos que llenen este vacío, quizá necesite verte (y ese quizá... está de más) pero no pienso reconocerlo. Escribo de noche; como los bohemios, los borrachos o como las putas que llegan tarde del trabajo, con el alma magullada y el corazón resquebrajado.
Me perdí entre tus brazos y me encaminé por tus latidos. Me senté en el frío asfalto a desengañarme sola, igual que sola me había engañado pensando que ese "no quiero nada serio" se convertiría en un "lo quiero todo contigo". ¿Absurdo verdad? Solo comparto historias con el relleno de mi almohada. ¿Con ellos? con ellos no tengo relatos, soy la aglomeración de una serie de maléficas desdichas en intentos de amores imposibles. Tanto amor me hizo daño. "Sé donde buscarte pero no quiero verte". Quizá si me lo recuerdo muchas veces acabe por creermelo. Necesito el frío del invierno y olvidarme del calor de ciertos recuerdos. LLegará el día que no me queme tu mirada y no me duelas.
"¡Tú no estas enamorada Marta, estás jodida!".

El tiempo.

Independientemente del tiempo que vivimos, gozamos de unos recuerdos, puntos en la vida que este no puede borrar. La pena y el dolor puede deformar las miradas que echamos atrás, pero los recuerdos no pierden un vértice de su belleza y esplendor debido al sufrimiento. Perduran duros como diamantes... No conviertas la razón y la lógica en una religión - me dijo - porque con el tiempo, la razón te fallará, y cuando esto suceda, quizás tengas que refugiarte en la locura.

martes, 15 de noviembre de 2011

¡Sigue soñando, botarate!

Cállate, cierra el pico y no me revientes la cabeza. Para de llenarla de sandeces. No discutamos hoy. Transformémonos, conozcámonos de nuevo. No me apetece gritar, ya no tengo fuerzas. Desnúdame en silencio, reconciliemos nuestros cuerpos, amemos nuestras almas. Puede que este sea nuestro último encuentro y ... nos merecemos un buen recuerdo, mañana para ti yo ya habré muerto, decía Rubén y Leiva y ahora desde mi cama te lo imploro. Te lo imploro desganada, agotada, yonki de la sensación de afecto y sustento...

Baltimore's fireflies

A menudo trataba de medir lo inasequible, como por ejemplo, la claridad que era capaz de emitir una sola sonrisa. Ensanchaba los labios hasta la controversia,sin temblar, sin fingir y, aunque fuese tímida o malévola, desprendía un fulgor inigualable. Kilómetros y kilómetros de pensamientos centelleantes entorpecían el tráfico en mi cabeza. Porque ella era. Así, sin atributo, ya que ninguno le correspondía.
Tenía serias carencias en el ámbito artístico y sin embargo, grandes contribuciones al concepto de perfección. O al menos al mío. Me bloqueaba. Y solo algo realmente bueno y valioso, algo con poder incluso cuando desconoce que lo tiene ahí escondido, podía bloquearme.
Una noche salimos a cenar, la llevé a un precioso restaurante en el puerto. Me vestí como ella merecía, me afeité por primera vez en algunas semanas, también compré colonia. Y aunque de la colonia desistí en el último momento, le hice un regalo.
-¿Un ramo de petonias?- Me preguntó ella con desinterés.
-Creí que eran tu flores favoritas.
-Y lo son.
Me aturdió. Miré el ramo carísimo que tenía entre las manos y que ella no quería sin atreverme a preguntar el por qué. Pero ella se adelantó.
-No te molestes pero a las mujeres no nos gusta que nos regalen ramos de flores. A menos si vamos a salir. Podrías mandarlo por la mañana, cuando sabes que estoy en casa. Las pondría en agua. En cambio, si me las traes ahora, aquí en el restaurante tendré que cargar con ellas toda la noche. ¿Sabes cómo jode tener que llevar un ramo de flores en las manos? No podré cogerte de la mano, ni retocarme los labios... Y desde luego no puedes sacarme a bailar. Ni siquiera podremos ir a montárnoslo en el baño.
Sucedió. La primera cita y yo bloqueado, completamente fuera de combate, con la cara de perdedor pintada en cada palabra que pudiera soltar. Porque ella era. Así, sin atributo.

Si tú me dices ven lo dejo todo... Pero dime ven.

Si me pudieran dar a elegir dónde y cuándo morir, contestaría acostada... Feliz de estar a tu lado, víctima de un coito desorbitado. Sonriendo, y mirando al techo, con mi cabecita en tu pecho.

domingo, 13 de noviembre de 2011

QUIEN SE FUE SIN SER ECHADO, VOLVERÁ SIN SER LLAMADO

Y así ha ocurrido hoy. Hace meses que no teníamos una conversación y muchos más días que no te veo el pelo. Sigues tan brusco y antipático como aquella vez, en la que decidiste que todo se acabara. La verdad es que no entiendo tu repentina aparición de hoy, no comprendo el sentido a querer saber cómo estoy tras tannnnnnnnnnnnto tiempo, tampoco me importa su origen, si total, es la intención lo que cuenta. Me pareció normal (en cierta parte) que quisieras saber como estoy, porque, al fin y al cabo, he sido una persona importante para ti (o eso creo), aunque fueras un  cobarde a la hora de elegir, escogiste la opción más sencilla, pero no por ello la más correcta ni la menos dolorosa, Petardo, preferiste la opción más fácil para ti (¡egoísta!), no pude hacer más que resignarme pese a mi tozudez. El amor es cosa de dos y si uno falla, decaen ambos.
No me arrepiento de nada de lo que hice junto a ti, son recuerdos y vivencias que me han hecho madurar, quizá esto dure mucho más tiempo del que los dos esperábamos (curioso amor de verano, ¿no crees?). Siendo sincera, ahora tampoco le veo sentido a eso de seguir con todo aquello, pero el invierno se hace cada vez más gélido y yo no tengo tus cálidos abrazos, ¡cómo anhelo tus grandes manos, joder! y sobre todo tus te quiero y eso de llamarte Petardo a todas horas. Seguramente todo esto que ha quedado sea lo mejor de esta bonita historia, con final feo, si, pero la vida real nunca tiene un final adecuado.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Terrorista cardiaco enamora a asesina de inocencia a sueldo.



Desde el momento en que te vi no he parado de dibujar el recorrido de tu cuerpo en todos y cada uno de mis sueños, sin querer has invadido todos mis sentidos, me muero de ganas de sentir tus manos en mi cintura, y tus besos invadiendo cada centímetro de mi piel, no puedo eludir el deseo de arder cuanto tu boca se separa de mis labios aunque sean por escasos centímetros, soy incapaz de esconder la electricidad que me recorre de pies a cabeza cuando si darte cuenta me rozas con uno de tus dedos. No puedo evitar que me rebocen las ganas de hacerte el amor cada vez que te miro, y fundir tu piel con la mia, y mientras sentir tu sudor resbalar sobre mi cuerpo...
Sí perfecto desconocido me has hecho perder completamente la cabeza.
Minuto 3:00. (Tras ver esta escena me enamoré perdidamente de esta serie.)

martes, 8 de noviembre de 2011

Te necesito

El agua fría que patinaba por las calles aquel día quedó en nada. Mi alrededor se difuminó como el tufo de ese pitillo mientras el ardor se refugiaba en mi interior. Los recuerdos se licuaban poco a poco en las gotas que recorrían dócilmente mi cara...
No significaba nada, no prestaba atención, no veía ni sentía nada salvo a ese chico que compartía junto a mí esas sensaciones, aquella que distribuía el silencio, aquella que compartía sin más la soledad...
No me faltaba nadie más, juro que nunca había llegado a necesitar a nadie, que podía mantenerme sola en las tormentas de la noche... Lo juro... Desde aquel día... Le necesito.

PROSIGO

Sigo caminando porque ya no encuentro nada donde ayer, navegando a la deriva, buscando un barco de papel. Sigo sin motivo a veces, y otra todo va bien. Hoy no se quien soy, y mañana me conozco demasiado.
Continúo aunque no sepa cual es el camino y se crucen mis pies, poquito a poco voy entendiendo lo que duele perder. No tengo ni siquiera un remedio para cuando no estés, me sostengo siempre de peldaños ardiendo cuando empiezo a descender.
Permanezco. Persisto aunque el fracaso va estafándome una parte de mi razón. Persigo todo aquello que ansío aún encajando la primera puñalada al corazón...
Acoso y acorralo todas las dudas, soy testigo de que comienzo a perder el control, que mi vida se completa cuando encuentro algún sentido.
Hoy tengo miedo al paso de los días y las negras despedidas, a la lluvia del cristal... Las tardes sombrías me quitan las ganas y las noches me esquivan, tengo miedo al futuro que pretende guiarme.
Comprendo que mi cara es siempre cruz, los espectáculos finalizan cuando la luz muere y que no hay otro itinerario que arrastar todo conmigo, y seguir como sigo.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Hubiera aniquilado engendros por tí.

Hicimos el amor muchas noches, muchas mañanas y muchos atardeceres. Teníamos tanto encanto que parecía consumirse en un revolcón. Lo nuestro fue INTEMPORAL. Tuvimos segundos actos, e incluso terceras. Teníamos de todo mientas éramos uno... Pero ya, no hacíamos el amor. Ya, no nos queríamos. Hubiera aniquilado engendros por ti. Me hubiera muerto yo, por un beso tuyo hace ya mucho tiempo, pero el tiempo pasa, y con él, la distancia. Hoy te veo, te abrazo, pero ya no me sale besarte, ahora no sé en lo que me habré transformado, qué dices que soy... pero me va la diversión. Lo que menos se parezca al amor. Yo siempre ha sido más de un quiéreme un ratito, y si eso después me voy.

Debo aceptar que ...

Vuestro Dios ignora la desesperación en vuestro rostro.
Lamento profundamente que la frialdad con la que me dirigí hacia usted le hiriera. Juro haberle ansiado todos y cada uno de los días desde que le vi.
Vuestro Dios ignora que el más frío trato puede desencadenar las más ardientes pasiones en los cuerpos de aquello quienes hayan sido llamados al sufrimiento en lo que al amor respecta.
Vuestro Dios ignora demasiado y por eso juzga erróneamente. Quizás la posición victimita no corresponde única y exclusivamente a su persona. Si él supiese que desconocía la dichosa capacidad de calentar que al fuego pertenece por quemaduras pasadas que recientemente usted curó...
Vuestro Dios desconoce que con vuestra mirada matasteis el mal de mi alma que hoy rebosa de gratitud por vuestro misericordioso amor.
Y es más, aunque usted se sienta herido e incapaz de asumir que enferma de un creciente deseo incontrolable por sentirme a centímetros de su torso desnudo, debo admitir que he entregado todas mis fuerzas y encarado todas mis ilusiones a que usted sea feliz, aunque ya no me incluya a mi en el hallazgo, puesto que no me perdonaría ser frío para tan pasional alma capaz de cambiar, sanar y educar al ser más perdido en el arte del amar.Vuestro Dios desconoce también, que le amé y le amo de nuevo en este preciso momento. Aunque no haya acabado de leer estas líneas por considerarlas dañinas lanzas de alguien según usted "INCAPAZ DE QUERER".
(Cabe destacar que este texto no es mio, simplemente consideré que sería preciso publicarlo hoy, ¡besos a todos!)

domingo, 6 de noviembre de 2011

Chupas de cuero desgastadas

Con un simple "click" hago surgir la llama en el orificio de mi mechero, prendes el pitillo y le doy la primera calada, prolongada e intensa, lo aparto de los labios dejando una sensual marca de carmín en su borde. Lo contemplo detenidamente, y recuerdo aquellas noches salvajes, las locuras desenfrenadas, los sábados sin fin, las tardes entre miles de estos mismos cigarros con mis amigas y unos cuantos cafés, las chaquetas de cuero, los labios rojos, aquellos bonitos tacones que quizás ahora nunca me pondría, las ganas de comerme el mundo en una noche. Era todo tan perfecto que ahora me da miedo, ¿cómo podía ser tan inocente? Tantas cosas han cambiado que ni la marca de tabaco sigue siendo la misma, ni las sonrisas tan sinceras, las chupas de cuero son las mismas de antaño pero ahora llevan el adjetivo desgastadas adjunto.
Cuando maduras te das cuenta de todas las memeces que cometiste, esas que ahora no harías ni por haber estado con esa persona a la que tanto "amaste" durante aquellos años. Algunos recuerdos, completamente inolvidables, te hacen ver que no fuiste totalmente cuerda ni siquiera responsable (sinceramente, me gustaría volver a esa época donde mis impulsos dominaban sobre mi). Y ya he perdido el hilo de lo que os contaba, pero vamos que el desenlace de todo esto era que aun así, mirando hacia atrás , unas se han oxidado, han dejado de ser como antes, pero las de siempre, esas aún siguen ahí, y creedme, seguirán.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Moriría por saltar en la cama de Mick Jagger

No escucho rock para dármelas de entendida musical, tampoco R&B/hip-hop para dármelas de rufián. Es cierto, no digo "te quiero" cuando debo, sino cuando quiero (¿nunca? pues te jodes, al menos siempre es sincero).
No tengo como religión comprar revistas de moda y como biblia VOGUE porque me crea una gran entendida en la materia, sino porque me apasiona.
No pierdo el conocimiento en una pista de baile con ritmo latino para llamar tu atención, es porque se bailar (o al menos lo intento), puedo y quiero. (¿Qué dice esta? y ¿quién se lo ha preguntado? y ¿por qué lanza preguntas al aire si no se las vamos a contestar?).
No confió al completo en casi nadie porque me han puteado. ¡Claro, vale, que siiiiiii...! A ti también y mucho. Felicidades. Un pin, un aplauso y un 20% de descuento con tu siguiente lamentación. No se, cielo, considero que los problemas de uno son suyos e intransferibles y que para ser de puta madre con otro primero hay que tratar los tuyos. Dijo Bob Marley que hay que mirar si el dedo con el que señalas está sucio. Pues ahí voy, lo que diga el profeta va a misa.
Moriría por saltar en la cama de Mick Jagger, por ser guitarra tocada por Keith Richards o Santana, por ser rabia escupida por Día Sexto, por ser aire apartado de un contoneo de Beyoncé o por haber sido micro en el "Happy birthday" de Monrou. Y no sere nada de eso, vale, de acuerdo. Asumido, pero se acordarán de mi y mis desvaríos, lo juro. No seré leyendo, pero alguien habrá perdido el tiempo en mis paridas y es gratificante.
Mucha gente habla sola, o escribe su vida en estados de redes sociales, que es aún peor. ¡Vamos, vamos! ¿A cuánta gente le gusta que me haya cortado las venas, lo haya dejado con mi novio, pillado un coma etílico...?
Yo escribo porque lo necesito, necesito evadirme psicológicamente y expresarme de una manera u otra ya que no me gusta molestar a la gente con mis estupideces.
Sin estas escenas, esta película sería una mierda, como yo sin cantar la misma canción de vez en cuando con la escoba como micro y el Colacao de amplificador.

¡Eh, come on!

Vamos, joder, vamos... dime tres o cuatro cosa bonitas, arráncame las bragas y hazme maravillas. Cánsate de mi, de lo latosa que puedo llegar a ser, duda y no tengas nada claro, regresa un mes después y di que te has equivocado. Diles a tus amigos que has encontrado a lo más parecido a uno de maría buena, diles también que soy inconsumible, insaciable y a veces insufrible, pero no les menciones a tus guarras que ya pierdes la cabeza si te esquivo alguna noche en busca de otros brazos.
Que no decaiga tu fachada, alimenta tu parafernalia barata y cuando me haya ido sin razón alguna recuerda que tú fuiste el que se iba antes, el que las dejaba hechas una mierda y en busca de M o alguna ralla para maquillar con otra ansia el mono por un polvo tuyo.
Así que baja la cabeza, préndete un cigarrillo, ponte la sudadera y sal de mi guarida. Dime que te la suda, que hay miles por ahí que yo ya sabre que sí, hay miles, pero ardes de deseo por mi.