martes, 6 de diciembre de 2011

Sex on fire 6/13

ROBERT[...] La arrebato en un movimiento rápido el control del coche y giro el volante para cambiar de dirección, ella grita asustada y la obligo a frenar en seco para quedarnos sobre una acera. El coche invade la calle desierta debido a las horas y Sharon se queda mirando a un punto fijo casi sin respirar. Pongo mi mano derecha en su mentón obligándola a girar su rostro. Estudio su rostro y me nace el deseo de besarla pero lo mato apartándome bruscamente. Tras una fácil negociación cede a colocarse en el asiento del copiloto y conduzco llevándola a su casa. 

- No puedo volver a mi casa, a estas horas seguramente él estará ahí- me suplica atemorizada.
- Sharon, deja de jugar.
- Me llamaste – empieza segura y desafiante- estaba con él.
- ¿Él? – exagero el desconcierto para esconder la rabia que me crece descontrolada y se apodera de mi mente en forma de imágenes de ‘el’ tocándola contra su voluntad pero estas se distorsionan ante la cuantía de inocencia de Sharon.
- Fui a buscar un poco de… - le tiembla la voz al intentar decirlo- le debo… ¡me obligó! ¡me desnudó! Quería dinero pero… Es un hijo de puta. 
- ¿Y quieres que te crea? – pregunto en un tono queda y desesperante- Acabas de decirme que juegas con tu cuerpo por una línea y ¿quieres que te crea? Tan solo eres una jodida niñata de Manhattan con cuerpo de mujer que haría lo que fuese por unos cuantos gramos. Baja de mi coche – freno de golpe aprovechando que no vienen coches detrás de mi- ¡baja de mi coche! Creía que tu desvarío y tu parafernalia de autosuficiencia barata se quedaba en Lower East Side… - apenas se oyen las últimas palabras que dejo caer entrecortadas estudiando su semblante frío y de pronto calculador.
Baja de golpe tras escrutar mi rostro sereno y enfurecido. Cierra la puerta bruscamente no sin antes empezar a propinarme insultos de todo tipo. Pero ya no la oigo, miro por el retrovisor y dejo atrás al desequilibrio mental en forma de mujer. Grita y se lleva el pelo hacia atrás incrédula ante la situación. Mis labios recuerdan su frío beso que fue calor instantáneo y la maldigo por no poder evitar rememorarlo. 
Le da patadas al aire hasta que tiene que apartarse para cederle el paso a un turista azul eléctrico. Me cuesta verla pero distingo su silueta y veo como se sienta en la acera. Acelero y la pierdo de vista. Tiene dinero, mi dinero y la soberbia necesaria para aparecer como cada noche drogada, sensual y descarada por Lower East Side. Y eso me tranquiliza pero esto último me altera ya que soy consciente de que quizás yo tan solo dependa de una droga y sea natural pero es la más nociva de todas las existentes sobre la faz de la tierra. Esa droga es bipolar, agresiva, calculadora, atractiva y poderosa. 
Hay rumores en New York. Un bar de Lower East Side (Manhattan-NY) puede que este apunto de perder la pista a la cantante Sharon Maslow o lo que es lo mismo, perderle la pista al rock con carmín oscuro. Y es que un ángel desinhibido y bastante atractivo ha intentado buscar ‘ayuda’ en los brazos equivocados. Ambos (el ángel y los brazos en cuestión) se sienten culpables por hacerse daño pero el orgullo es más fuerte aunque algunos habitantes de Manhattan que poco a poco empiezan a despertarse al lado de quien juraron odiar, saben que el deseo posee una fuerza abrasadora. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario