domingo, 25 de diciembre de 2011

Sex on fire 10/13

El público esta encantado. Entonces Sharon me besa en un impulso desenfrenado y yo no consigo esquivarla. El beso se prolonga más de lo esperado y el batería se ve obligado a improvisar un solo de guitarra. Sharon deja caer sus brazos que sostenían con fuerza mi rostro y me encuentro perdido en mitad del ruido. Mis ojos buscan rápidamente a Sam pero ya no esta. La rabia se apodera y la impotencia de mi mientras Sharon próxima al bajo se contonea tarareando la letra de vez en cuando casi sin fuerza. Gritan nuestros nombres. Ella se aproxima y posa su mano en mi cuello obligándome a acercarme mientras canta con el micro en la mano derecha. Sin dejar de hacerlo y en cuestión de segundos se alza encima de mi y me veo obligado a sostenerla. Tiene sus piernas enroscadas a mi torso. 

La deseo y la odio a la misma vez. Sonríe echando su cabeza hacia atrás y se lame los labios arrebatadora, divertida, sensual, descarada y de nuevo arrebatadora. La sensación de amar el daño y creer que merece la pena sufrir por ella crece por instantes y quiero hacerla mía. De pronto deja de cantar y me mira fijamente. Caminamos sobre el escenario y el público grita casi eufórico. Pero ya no les oigo, ni tampoco al bajista, el guitarrista ni al batería. Las luces dejan de parpadear y todo es negro excepto ella. 

Es como si todo hubiera muerto. La sostengo con tan solo una mano que desciende por su espalda para agarrarla de nuevo aún más fuerte. Ella respira lentamente y se aproxima con la melena mojada sobre su rostro a mi oreja. Susurra un ‘hagámoslo’ y acto seguido se deja caer aprovechando mi mano derecha de aguante en su cintura creando un ángulo perfecto y tremendamente seductor. Y mientras su pelo roza el suelo y sus seños y ligeramente sus costillas se pronuncian mientras respira boca abajo empieza a cantar lentamente. Necesito que sea mía, ella lo sabe y quiere lo mismo. 

Sube su torso de nuevo y gritamos a la vez locos de euforia y deseo carnal. El público aplaude y ella se retira en cientos de aplausos. Desesperado la sigo. Bajo las escaleras del escenario y corro entra los pasillos. Ella también empieza a correr. 

Entra a nuestra especie de ‘camerino’ dejando la puerta abierta. No abre la luz, empieza a desnudar su cuerpo.

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