miércoles, 18 de enero de 2012

Nunca es la medida de los eterno

Para de mirar el reloj y céntrate en el momento que estamos viviendo. No importa la hora que sea, si es de día o de noche, no nos afecta; el calor de la habitación siempre estará presente y si por casualidad me entra el hambre te tengo a ti, ya sabes, tengo unas ganas increíbles de comerte y devorarte desde hace meses, cinco contratemente. Cosa que aun no le encuentro sentido, ni tampoco el por qué no lo he hecho aún.
Es curioso como hemos acabado aquí, cuando pienso que ya nada volverá a ser como antes y consigo terminar de coser estas hilos maltrechos, remendados ya varias veces, apareces tú y los deshilachas como si nada... ¿Por qué cuando consigo cerrar las puertas, mi mente dice que lo intente de nuevo rompiendo todas las reglas naturales? Dejemos que nuestros corazones se junten y aprendan la lección de una maldita vez.
Sabemos que el amor es una asignatura pendiente, la asignatura en la que el 95% son suspensos y solo el 5% aprobados.
El corazón, un alumno limitado al que le cuesta demasiado aprender.
¿Por qué no pasamos ya de curso? ¿Por qué no va bien todo si cuando te miro a los ojos veo el amor que quieres esconderme? Dejemos que los latidos compactos de nuestros corazones sean los que marquen a partir de hoy el tiempo de nuestras vidas. Que los únicos caminos que recorramos sean los de nuestras espaldas. Déjame quererte cada día un poco más. Hacértelo muy lento. sintiéndote como si fueras yo. Gritando tu nombre hasta quedarme sin voz. Amando cada letra de este como si fuera la única cosa que me pudiera hacer feliz, aunque realmente, tu eres la única cosa en todo el universo que consigue hacerme sentir plenamente feliz.

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