miércoles, 26 de octubre de 2011

Soy todo lo que soy, porque tú eres todo lo que quiero.

Aproxímate, agárrame de la mano y permanece así, fijando tu mirada en mis ojos. El olor a tabaco y vodka eludirá un poco más la realidad. Nuestros ojos se transformarán en dos imanes, magnéticos, magicos. Una mancha de carmín no es sinónimo de pasión. Un pequeño chupetón bajo la oreja derecha, un arañazo hasta el final de la espalda. Marcas de placer. Desvelarse con un brazo que te rodee la cintura, con su pecho como almohada. Una fragancia algo peculiar, única envolviendome, sumergiendome en el mejor de mis deseos. Y despertar.
Perdóname si después de todo esto no puedo decir "te quiero", perdóname por esta huía repentina, sin causa alguna, pero no me gustan estas situaciones, el miedo me acorrala al límite de un barranco sin fondo, todo se vuelve gélido, frío, oscuro e incómodo sin darme cuenta y... prefiero esquivar esos instantes, es mejor quedarse con un buen recuerdo, ¡Dios sabe cuanto tardaré en volver a verte!
Una noche increíble cariño, espero que esta pequeña nota te sirva de sustituta de ese mítico "¡Buenos días, imbécil!" ¿Qué tal has dormido? ¿todo bien verdad?", aunque a mi parecer esto es mejor. ¡Ah! por cierto, se me olvidaba. No te pido volver a ser ese "todo" que fui como tú dices, pero si volver a ser tu "mitad".

No hay comentarios:

Publicar un comentario