¡Sí, joder!

¡Jodido el día en que decidiste hacerte un hueco en mi vida! Maldito el día en que te instalaste en mi corazón, el momento en que decidí construir recuerdos junto a ti.  Odio la seguridad que me garantias cuando me susurras al oído y la forma con la que rozas tus manos por cada centímetro de mi cuerpo. Repudio la manera en que me he encadenado a tu ser.

Tengo claro que el amor puede ser bonito, infinitom eterno, mágico... Pero también efímero y doloroso.

Podríamos ser malabaristas del amor, amantes audaces, ágiles, crueles, pasionales, expertos en este campo, pero sólo si tu quieres.

La tranquilidad que me proporcionas me hace sonreir (y volar). 

Continuemos nuestro camino en la avenida del placer hasta llevarme a la calle de la pasión... Qué bien nos lo pasamos allí, ¿no crees? Porque yo lo disfruto como un niño con un chupa-chups gigante en su pequeña boquita... Pequeñas boquitas como la tuya, pequeñita y lianda, suave, perfecta (para mi).

Y subiendome por las ramas he acabado alabándote, rebajándome para decirlo más directamente...

Siento que esto puede llegar a ser algo grande.