lunes, 5 de marzo de 2012

Mi felicidad depende de una caja de galletas.

Dime, porque yo jamás fui buena para los calculos, con los números ¡¿Qué te voy a explicar?! […] Dime cuantas hora, dias, semanas, ¿tal vez meses? Cuánto más podremos sostener con fuerza los pedazos de felicidad que vamos encontrando. Ya son muchos, no los suficientes (jamás seran suficientes).

A veces, me dejo desnudar por otros. Algunos desnudan mis labios quitándoles el carmin color ‘estabilidad-seguridad’, otros aquella camisa que odio y tu amas. Hoy me quitaron la poca seguridad que restaba en mi tras perder el carmin. Creia poder jugar a controlar y no recuerdo bien en que momento llegue a pensar que estabas en mi, que eramos dos, que él, aquello… eras tú, nuestro. 


Pero estas líneas jamás las escucharas. Mi último trago es por y para ti, la sonrisa que me provoque también y sin duda, el vacio y la guarrada (cómo diria Iniesta) de no tenerte incordiando de madrugada a centímetros de mi… ese vacio es por, pero no para tí. Parte de mi parafernalia de envidiable personalidad fuerte se basa en no mostrar los puntos débiles. 


Sí, mi felicidad depende de una caja de galletas caseras, el humo de un cigarrillo entre risas amigas, y la mayoria de dias de la posibilidad cercana de poder contar tus pecas, tus miedos, crearte recuerdos. 

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